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La paramarchitez, también conocida como 'marchitamiento repentino', ocurre de forma esporádica en los sembradíos y de manera inesperada. No hay ningún patrón de campo real asociado con este trastorno y a menudo se confunde con enfermedades causadas por patógenos. Los síntomas principales son el marchitamiento y la decoloración de las hojas. El color de las hojas puede cambiar de los característicos de la clorosis a bronce o rojo y posteriormente los tejidos se secan. Este trastorno afecta especialmente a las plantas de rápido crecimiento, aquellas cuyo dosel es espeso y las que tienen una elevada carga de cápsulas. Se puede producir un desprendimiento prematuro de las cápsulas y las hojas, así como la apertura anticipada de las cápsulas. Las plantas podrían recuperarse pero la cosecha resultará afectada.
No hay medidas de control biológico para la paramarchitez. Para evitar este trastorno es esencial regular el riego y la fertilización de las plantas de algodón y planificar un buen drenaje del suelo.
Opte siempre por un método integral de medidas preventivas con tratamientos biológicos, de ser posible. No existen tratamientos químicos contra la paramarchitez. Sin embargo, puede comenzar por eliminar el exceso de agua a través de un canal de drenaje. Prepare una solución de 15 g de urea, 15 g de cloruro de potasio y 2 g de oxicloruro de cobre en 1 litro de agua. Añada de 100 a 150 ml de agua cerca de la región de la raíz de la planta. Esta solución proporciona nutrientes instantáneos a la planta y el fungicida previene la infección por hongos.
La paramarchitez es un trastorno fisiológico, lo que significa que no hay hongos, bacterias, virus ni ningún otro factor similar involucrado. Al contrario de otras enfermedades o presiones que causan síntomas similares en las plantas de algodón, la paramarchitez se desarrolla en cuestión de horas y sin un patrón espacial específico. La distribución esporádica y la aparición prematura son signos típicos de la paramarchitez. Ahora se sabe que el trastorno se debe a la repentina acumulación de agua alrededor de la raíz (después de un aguacero o por exceso de riego) seguido de temperaturas elevadas y luz solar intensa. También intervienen una aceleración en el crecimiento de las plantas y el desequilibrio de nutrientes. Los suelos con alto contenido de arcilla o los suelos mal drenados incrementan la posibilidad de que las plantas desarrollen este trastorno.