Calcium Deficiency
Deficiencia
Las deficiencias de calcio son muy raras y se padecen principalmente en suelos arenosos durante un período de sequía. Los síntomas son particularmente visibles en los tejidos de rápido crecimiento, como en hojas y brotes nuevos. Los brotes jóvenes no se desarrollan bien y con el tiempo su número se reduce. Inicialmente las hojas nuevas o intermedias pueden desarrollar manchas de clorosis que aparecen al azar en la lámina. Si no se remedia, las hojas comienzan a enroscarse hacia abajo o hacia arriba y los bordes toman gradualmente un aspecto marchito y quemado. Las hojas maduras y más viejas generalmente no se ven afectadas. El sistema radicular se desarrolla mal, las plantas tienden a marchitarse y su crecimiento se inhibe. En casos de deficiencias graves, las flores interrumpen su desarrollo y el punto vegetativo de las nuevas hojas tiene un aspecto quemado o simplemente se seca. Las frutas son más pequeñas e insípidas y en los casos del pepino, la pimienta y el tomate, pueden desarrollar podredumbre apical. Las semillas tienen una tasa de germinación más baja.
En el caso de pequeños agricultores o jardineros, pueden utilizar una mezcla de cáscaras de huevo trituradas muy finamente y un ácido débil (vinagre). Como alternativa, se pueden aplicar sustancias ricas en calcio como piedra caliza algal, harina de basalto, cal calcinada, dolomita, yeso y desechos de cal. Se puede añadir al suelo materia orgánica en forma de estiércol o compost con el fin de mejorar la capacidad de retención de humedad.
Otras recomendaciones:
Los síntomas generalmente están relacionados con la disponibilidad de este nutriente para la planta y no tanto con una deficiencia de dicho nutriente en el suelo. El calcio no es móvil en la planta y su absorción está estrechamente ligada a la captación de agua que logre la planta y el transporte del líquido en ella. Esto explica por qué las hojas nuevas son las primeras en mostrar síntomas de deficiencia. En los suelos pesados y los suelos irrigados se logra disolver eficazmente el calcio y las plantas lo aprovechan. Sin embargo, los suelos arenosos, con una mala capacidad de retención de agua, son propensos a secarse y ello limita la capacidad de las plantas para aprovechar el mineral. Los síntomas también pueden observarse al dejar que el suelo se seque mucho entre riegos. Los suelos con un pH bajo, salinidad elevada o una concentración alta de amonio también pueden ocasionar problemas. La alta humedad del aire o las inundaciones también pueden retardar el transporte de agua a los tejidos y, por lo tanto, las plantas absorben menos calcio. Generalmente, el intervalo óptimo de pH del suelo para una buena absorción de calcio es de 7.0 a 8.5.