Eriosoma lanigerum
Insecto
Se pueden observar estos insectos peludos y blancos mientras se alimentan en los brotes, ramitas, ramas e incluso, en las raíces. Las consecuencias de esta actividad incluyen: hojas distorsionadas, follaje amarillento, crecimiento deficiente y deterioro de las ramas. Aparece una cubierta blanca y esponjosa cerca de los sitios de alimentación. En la corteza y los brotes, también es característico el desarrollo de cancros e hinchamientos. Las formas subterráneas del áfido también atacan las raíces y conducen a la formación de tejidos hinchados o nudos grandes. La inhibición del transporte de agua y nutrientes explica el aspecto amarillento de los árboles. Estas agallas aumentan de tamaño de un año a otro como resultado de la alimentación de los áfidos. Las heridas causadas por los insectos y la presencia de melaza también atraen hongos oportunistas que pueden cubrir los tejidos infectados con fumagina. Los árboles jóvenes se pueden arrancar de raíz fácilmente cuando están infestados.
Las soluciones de pulverización deben ser capaces de penetrar en el abrigo lanoso secretado por los áfidos para matarlos. Se pueden salpicar las soluciones de alcohol diluido o jabones insecticidas sobre los puntos lanudos para perturbarlos. Los aceites ecológicos o extractos de neem (2-3 ml/l de agua) también se pueden rociar sobre los árboles. Son esenciales una buena cobertura y un spray de seguimiento 7 días después de la primera aplicación. Los parásitos o depredadores como los crisópidos, catarinas (Exochomus quadripustulatus), larvas de sírfidos y avispas parasitarias (Aphelinus mali) pueden ayudar a controlar las poblaciones. Los refugios artificiales fomentan las poblaciones de tijeras depredadoras, por ejemplo, Forficula auricularia.
Opte siempre por un enfoque integrado con medidas preventivas junto con tratamientos biológicos, cuando estén disponibles. Se pueden aplicar controles químicos de manera preventiva o después de la detección. Los tratamientos sistémicos pueden ser útiles para impedir que los áfidos se alimenten de los árboles tratados. Desafortunadamente, también pueden dañar a los insectos beneficiosos. Los aerosoles reactivos incluyen formulaciones a base de deltametrina, lambda-cialotrina y acetamiprid. Se deben evitar los carbamatos y los piretroides ya que estimulan los brotes de áfidos matando a los parásitos y depredadores. No se deben rociar los árboles en flor debido al peligro para los insectos polinizadores.
Los síntomas son causados por la actividad alimentaria del pulgón lanígero del manzano, Eriosoma lanigerum. A diferencia de la mayoría de los áfidos, chupa la savia de los tallos leñosos, en lugar del follaje. Este insecto se caracteriza por su cobertura de cera blanca, gruesa y esponjosa. Pasa el invierno en su huésped en las grietas de la corteza o en las heridas viejas. A medida que las temperaturas aumentan en primavera, los áfidos se vuelven activos y suben a los retoños, brotes más jóvenes y ramas en busca de sitios vulnerables (áreas con corteza más delgada). Allí se alimenta gregariamente, succionando la savia de debajo de la corteza y comienzan a secretar los pelos esponjosos que eventualmente envuelven la colonia. Los patógenos oportunistas pueden colonizar estas heridas abiertas. Durante el verano, los adultos desarrollan alas y vuelan en busca de nuevas plantas huésped. Los olmos en las inmediaciones de los huertos aumentan la migración del áfido hacia los huertos de manzanos.