Phyllocoptruta oleivora
Ácaro
Los síntomas son diferentes según la variedad del cultivo y la madurez de las frutas. Por lo general, los ácaros de la roya de los limones se observan originalmente como un área bronceada en la cáscara de las naranjas maduras, en las hojas y en las ramas. Los daños causados por los hábitos de alimentación del insecto se pueden observar en tallos verdes, hojas y frutas. Los ácaros viven e inyectan saliva tanto en la superficie de la hoja como en la cáscara de las frutas, lo que hace que las células epidérmicas de la cáscara se desintegren. La cutícula superior pierde su aspecto brillante y se vuelve opaca y de color bronce o muestra manchas amarillas en las áreas con herrumbre o "russeting". Inicialmente las superficies de las hojas inferiores dan la apariencia de ser parches pálidos y luego manchas necróticas. Los hábitos de alimentación de los insectos destruyen las células de la cáscara y la superficie se torna plateada en los limones, marrón óxido en las naranjas maduras y negra en las naranjas verdes. Esto se conoce como "russeting" (oxidación o herrumbre) cuando la lesión por ácaros se produce a principios de la temporada, y "bronzing" (bronceado) cuando los daños los padecen las frutas maduras. La superficie lesionada se vuelve lisa y de color marrón oscuro y las imperfecciones se agravan a medida que las frutas permanecen colgadas del árbol. Las frutas infestadas lucen más pequeñas si sufren lesiones antes de que maduren. Si la infestación es fuerte puede causar daños graves en los árboles jóvenes. Cuando el ácaro se alimenta de frutas durante la temporada de primavera, la cáscara adquiere una textura áspera y un color más claro que durante el verano. Esto se conoce como "sharkskin" (piel de tiburón).
Para mantener bajo control la población de ácaros de los cítricos es útil emplear ácaros depredadores como Euseius citrifolius, Pronematus unbiquitus y especies de Amblyseius y el hongo parásito Hirsutella thompsonii que ataca a los ácaros de la roya. La infestación de ácaros puede reducirse rociando las hojas con una solución a base de aceite (3 cucharadas de aceite de cocina con 4 litros de agua y media cucharada de jabón detergente) o una solución de jabón en spray (2 cucharadas de jabón o detergente líquido en 4 litros de agua). No aplique aceite en spray cuando las temperaturas excedan los 35 °C. Rocíe la parte inferior de las hojas y repita la aplicación después de 3 a 4 semanas en caso necesario.
Opte siempre por un método integral de medidas preventivas con tratamientos biológicos, de ser posible. Tome medidas cuando más del 30% de los árboles estén infestados. Elija precavidamente su tratamiento químico, ya que también podría afectar a los insectos beneficiosos. Todos los miticidas deben usarse solo una vez al año para minimizar el desarrollo de resistencias. Para eliminar la comunidad de ácaros pueden usarse pesticidas como espirodiclofeno, diflubenzurón, abamectina, acequinocilo, spirotetramat, azufre micronizado o humectable, fenpiroximato y clorpirifós.
Los daños son causados por los hábitos de alimentación del ácaro de la roya adulto. Se caracteriza por ser de tamaño microscópico y apenas visible a simple vista. Es evidente solo cuando está presente en grandes cantidades en la superficie de las frutas o las hojas. Da la apariencia de ser polvo. Ponen huevos blancos y esféricos en pequeños grupos en la superficie de hojas o frutas. Después de la fase de huevo siguen dos etapas de ninfas activas antes de convertirse en ácaros adultos. En seis días se puede completar una generación de ácaros a una temperatura de 30 °C. Las hembras viven entre cuatro y seis semanas y ponen 30 huevos a lo largo de su vida. La presencia frecuente de frutas con manchas aisladas es el primer signo de una infestación de ácaros de la roya en un huerto. Cuando esto se observa durante una temporada en particular, debe considerarse como una advertencia seria de presencia de ácaros de la roya para la siguiente temporada. Esta plaga prefiere condiciones húmedas y es muy común en climas tropicales y subtropicales. Los ácaros pueden propagarse de un árbol a otro por medio del viento.