Ralstonia solanacearum
Bacteria
Las hojas jóvenes de las plantas infectadas comienzan a marchitarse y, después, mueren y se derrumban. Los pecíolos pierden fuerza y, como resultado, las hojas verdes cuelgan y el árbol tiene poco vigor. A medida que la enfermedad progresa, las hojas viejas también se ven afectadas. Se observa una decoloración clara, de color amarillo pálido a café en la región vascular, al cortarla. Las frutas infectadas muestran un crecimiento deformado y se marchitan a medida que la pulpa queda destruida por una pudrición seca, lo cual es visible como una mancha de color café oscuro en la carne del fruto. El exudado bacteriano es visible al abrir las frutas. Las bacterias crecen en los tejidos de transporte del árbol y afectan el movimiento del agua y los nutrientes a las partes superiores de la planta.
Esparcir blanqueador en polvo alrededor de la planta puede ayudar a contener la progresión de la enfermedad. Se pueden empapar los suelos antes de plantar con 1% de caldo bordelés, 0,4% de oxicloruro de cobre o antibióticos como estreptomicina o estreptocilina (5g/10 litros). Las plántulas también se pueden tratar con oxicloruro de cobre al 0,4% (4g/l) durante 30 minutos antes de plantar.
Opte siempre por un enfoque integrado con medidas preventivas junto con tratamientos biológicos, cuando estén disponibles. No hay ningún tratamiento químico directo para la enfermedad del moko.
El moko es una enfermedad del plátano causada por la bacteria Ralstonia solanacerum. Sobrevive en los tejidos de plantas infectadas u otros huéspedes durante todo el año o en suelos durante períodos de más de 18 meses. Generalmente, las temperaturas cálidas y la humedad del suelo alta favorecen la enfermedad. La propagación del patógeno de un árbol a otro o entre campos puede ocurrir de muchas maneras. Todas las partes de la planta (de la raíz a la cáscara de la fruta) son una fuente potencial de infección. Por esta razón, se debe evitar la poda y las lesiones en las plantas. Los suelos infectados, cuando se transportan a través de neumáticos de los automóviles, las herramientas, el calzado o los animales, son otra fuente de contaminación. Los insectos o las aves que se alimentan de flores (abejas, avispas y moscas de la fruta) y los huéspedes alternativos también pueden transmitir la enfermedad. La bacteria también se puede propagar a través del riego o las escorrentías de agua.