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Virus
Los síntomas pueden variar ligeramente dependiendo de la edad de la planta en el momento que ocurre la infección, su vigor y la resistencia del virus. Primero aparecen estructuras tipo ampolla de color verde oscuro en las hojas. Posteriormente se convierten en un patrón moteado de diferentes tonos de verde. En las etapas posteriores de la enfermedad, las hojas tienen una apariencia muy menuda y muestran un patrón de mosaico con manchas necróticas de color amarillo y marrón. El tamaño de las hojas se reduce considerablemente, lo cual limita el crecimiento y disminuye el volumen del follaje. También aparecen manchas acuosas de clorosis y franjas de consistencia aceitosa en tallos y pecíolos. Las frutas infectadas muestran innumerables manchas anulares aceitosas, de color verde oscuro y, a menudo, hundidas, y además quedan deformadas y de menor tamaño. Si la infección se producen a una edad temprana, las frutas no son comercializables.
Rocíe emulsiones de aceite blanco a una concentración del 1% para impedir que los áfidos absorban y transmitan el virus. La incidencia de la enfermedad puede reducirse con mezclas de microorganismos beneficiosos, incluyendo algunos tipos de bacterias, levaduras, actinomicetos y bacterias fotosintéticas.
Opte siempre por un método integral de medidas preventivas con tratamientos biológicos, de ser posible. No existe ningún tratamiento químico directo contra las infecciones virales. Sin embargo, la población de áfidos puede reducirse rociando las hojas con dimetoate o azadiractina. Aplique el spray cada quince días después de la aparición de los primeros síntomas.
El virus lo transmiten numerosas especies de áfidos de manera no persistente. Dado que no se multiplica en los áfidos, la transmisión de una planta a otra debe producirse dentro de períodos breves de tiempo (no más de un minuto). El virus tiene varios hospederos alternos como la sandía y otras cucurbitáceas, pero su planta preferida es la papaya. La infección puede propagarse rápidamente en una plantación si coincide con la presencia de grandes poblaciones de áfidos alados. Un clima fresco también puede empeorar los síntomas en las hojas (patrón de mosaico y deformación).