Mycosphaerella sp.
Hongo
Los primeros síntomas se pueden observar en las hojas abiertas tercera y cuarta. En la parte superior de la lámina de las hojas y de forma paralela a las venas secundarias aparecen pequeñas motas (de 1 a 2 mm de longitud) de color amarillo claro. Posteriormente estas motas se convierten en manchas estrechas de color verde oscuro o marrón y tienen forma similar a un tornillo. Estas lesiones se expanden paralelamente a las venas y forman rayas oblongas de color rojo óxido con centros húmedos y halos amarillos (de 4 a 12 mm de longitud). Los centros de las rayas gradualmente se vuelven de color gris a marrón, que es un síntoma de necrosis. Estas manchas se unen a lo largo de los márgenes de las hojas hasta formar grandes lesiones necróticas negras o marrones, rodeadas de parches amarillos. El agrietamiento de las hojas les da una apariencia rasgada.
Los métodos de control biológico empleando fungicidas biológicos a base de Trichoderma atroviride tienen el potencial de obstaculizar la enfermedad y se están realizando pruebas para aplicarse en campo. Para dificultar la propagación de la enfermedad en los sitios de poda puede rociar caldo bordelés.
Opte siempre por un método integral de medidas preventivas con tratamientos biológicos, de ser posible. En caso de que la enfermedad no esté generalizada, puede aplicar fungicidas que contengan mancozeb, calixin o clorotalonil mediante sprays foliares. También es útil rotar fungicidas sistémicos como propiconazol, fenbuconazol o azoxistrobina. La rotación es importante para evitar que el hongo se vuelva resistente.
La Sigatoka amarilla es causada por el hongo Mycosphaerrela musicola y se manifiesta en todas las regiones del mundo. Es una de las enfermedades más destructivas del banano. Se observa más frecuentemente en altitudes elevadas y temperaturas frías, o durante las estaciones lluviosas en regiones agrícolas subtropicales con ambientes cálidos y humedad relativa alta. El hongo sobrevive en tejidos vegetales muertos o vivos y produce esporas que se propagan por medio del viento o el agua de lluvia que salpica. La temperatura óptima para el crecimiento del hongo es de alrededor de 27 °C y las hojas jóvenes son las más susceptibles. La enfermedad reduce la productividad de la planta, lo cual, a su vez, repercute en el tamaño de los racimos y acorta el tiempo de maduración de la fruta.