Cladosporium cucumerinum
Hongo
En las hojas, los síntomas aparecen como pequeñas manchas acuosas o de color verde pálido. Estas manchas se secan y mueren gradualmente, tornándose blancas a grises y angulares. A menudo, las lesiones están rodeadas por un halo amarillento. Su centro puede caer, dejando agujeros irregulares en las hojas. Las frutas infectadas desarrollan los síntomas más severos que se asemejan a las picaduras de los insectos. Primero son manchas pequeñas (aproximadamente 3 mm), grises, ligeramente hundidas y supuran resina. Más tarde, las manchas se agrandan y finalmente, se convierten en unas cavidades hundidas distintas o costras. Con frecuencia, los patógenos oportunistas, como las bacterias de putrefacción blanda, invaden los frutos afectados produciendo una pudrición blanda y maloliente. Las frutas más resistentes, especialmente ciertas calabazas y calabacines, pueden desarrollar formaciones irregulares de tipo nudo.
No es posible realizar ningún tratamiento biológico directo de la sarna de las cucurbitáceas. Utilice fungicidas a base de un complejo de cobre-amonio que tenga certificación orgánica para retrasar la propagación del patógeno.
Siempre considere un enfoque integrado con medidas preventivas junto con tratamientos biológicos, cuando estén disponibles. Utilice fungicidas que contengan clorotalonil o a base de un complejo de cobre-amonio. Las semillas se pueden desinfectar superficialmente con hipoclorito de sodio al 0,5% durante 10 minutos para eliminar el patógeno. Los fungicidas que contienen ditiocarbamatos, maneb, mancozep, metiram, clorotalonil y anilazina también son eficaces contra C. cucumerinum.
Los síntomas son causados por el hongo Cladosporium cucumerinum, que pasa el invierno en los residuos vegetales, en grietas en el suelo o en las semillas infectadas. La infección en el inicio de primavera puede provenir de cualquiera de estas fuentes. El hongo comienza a desarrollar estructuras productoras de esporas y a liberarlas. Las esporas se propagan por los insectos, en la ropa o las herramientas, o a largas distancias por el aire húmedo. La alta humedad del aire y las temperaturas moderadas aumentan el riesgo de infección. Las temperaturas de alrededor de 17°C, alternando entre los 12 y 25°C, junto con un clima húmedo, nieblas frecuentes, rocío o lluvia ligera, son las más favorables para el desarrollo del hongo. Los síntomas pueden aparecer de 3 a 5 días después de que el hongo penetre en los tejidos de la planta.