Cuidados
A los cítricos les encantan los climas cálidos y se debe tener especial cuidado para protegerlos de las bajas temperaturas o las heladas. A veces es necesario usar rompevientos para evitar daños a la fruta y su consiguiente degradación. El riego es esencial para mantener un cultivo regular en áreas donde la precipitación es inferior a 700 mm por año. Estos árboles prefieren los riegos profundos pero menos frecuentes que las aspersiones superficiales pero frecuentes. Los cítricos son muy sensibles a la sal, lo que hace que la calidad del agua sea esencial para un buen cultivo.
Suelo
Los cítricos requieren entre 60 cm y 1 metro de tierra vegetal bien drenada para crecer de manera óptima. Prefieren las margas y margas arenosas, idealmente con un complemento de humus. En el caso de los suelos muy arenosos con baja capacidad de retención de agua, existe el riesgo de lixiviación (pérdida) de nutrientes. Los suelos arcillosos pueden causar pudrición del collar y de las raíces, y poner en riesgo la vida de los árboles. El pH óptimo es entre 6 y 6,5 y se debe evitar que suba por encima de 8. Las pendientes de hasta el 15% pueden ser adecuadas si se evita la erosión del suelo y el drenaje excesivo. Se recomienda usar rompevientos.
Clima
Estas especies son más felices en áreas cálidas y templadas, pero tienen cierto grado de resistencia a las heladas (diferente según variedades). Los cítricos toleran las temperaturas altas siempre que la humedad del suelo sea óptima. Los árboles tienen cierta resistencia a las temperaturas bajas, pero en general, no se recomiendan las áreas con fuertes heladas regulares. La resistencia a las heladas cambia según la variedad, la edad del árbol y su salud. Un árbol joven se dañará incluso con heladas muy ligeras, mientras que un árbol maduro y aclimatado puede tolerar temperaturas de hasta -5 ºC durante un tiempo corto. Los árboles sometidos a estrés son más sensibles.